2011年5月2日月曜日

Heaven.

A las 3 llegué, hacía un Sol que impedía casi abrir los ojos del todo y solo soplaba una leve brisa capaz de levantar mi vestido casi por la mitad que venía del norte. El verde césped me invitaba a correr descalza sobre él, los pájaros cantaban casi al unisono, en un tan azul cielo se veía un débil arco iris causado por las continuas lluvias producidas no mucho tiempo antes.
Respiré fuertemente, que gratificante era poder ver ese paisaje sin nadie que estropeara el momento.
Me extrañaba tanto que hubieran personas capaces de destrozar el equilibrio y armonía que tiene la naturaleza solo por dinero y ambición. 
Ese pequeño lugar era el único que me dejaba descansar de mis preocupaciones y esperaba poder compartirlo muy pronto con alguien que lo supiera apreciar tanto como yo.
Tan solo me senté y pasé allí las horas como si de un día interminable se tratase, el mejor día interminable que podría existir para mi.



Oh, que emocionante visita ha sido la de hoy, ¿no crees?
Que gratificante es poder sentarte con un libro entre las manos, abrirlo y empezar a leer, imaginar todos y cada uno de los relatos contados. Aún sin tener lo más mínimo de imaginación dejas que la mente vuele... ¡Que maravillosa sensación! 
Me gustaría poder hacer que sintieseis eso cada vez que leéis lo que escribo, tener la capacidad de meter en vuestros pensamientos mis emociones, que notéis lo que intento transmitiros. No puede ser tan difícil, ¿no?
Olvidar los problemas con cada línea, cada párrafo, cada palabra, meterte en un personaje y poder pensar igual que él. Sensaciones que alguien que no sabe apreciar la lectura no podrá sentir jamás.

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